Una vez más te estoy pasando mi opinión sobre uno de los vinos que he tomé esta semana. El vino en cuestión se llama Serbal y lo elabora la bodega Atamisque sita en el departamento de Tupungato, Mendoza. En un vino la vista típica de esta variedad, es decir, color poco intenso amarillo con reflejos verdosos. En cuanto a los aromas, es un vino bastante polifacético, como también se espera de la variedad, lo cual es bueno y seguramente lo han logrado por diferentes «pasadas» (es decir, cosecha en partes para que la uva tenga distinto grado de madurez y perfil aromático). El ataque aromático de vino es a frutas tipo ananá y durazno, pero si uno hace una aspiración profunda aparen toques «verdes» como la ruda. También aparecieron tostados y lácticos (algo así como queso). El cuerpo es liviano a medio, lo que se espera de un vino blanco joven. Pero los aromas que aparecen al dar un sorbo al vino son netamente cítricos, siendo más específico: pomelo. Aroma que no había asomado a través de la nariz. Vino de buena a alta acidez que a los más sensibles les puede molestar, pero si es una excelente oportunidad para maridar con comestibles dulces.
Zona de origen: Tupungato, Mendoza
Rango de precio: 80-90
Relación precio/calidad: en el palo
Su momento: verano, pileta y postres dulces
Con qué acompañarlo: Se me ocurre un postre simple y rico para este vino. Nombre desconocido pero es dulce de membrillo, queso azul y una nuez o almendra.
Lo mejor: la gama aromática
Lo que se puede mejorar: La elevada acidez.
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Fran Gonzalez Antivilo 