El estío ha llegado, trae maravillas de la naturaleza, pileta, y muchas más bondades, pero también algunas complicaciones.
Imagina esta situación: momento del almuerzo, estamos por comenzar a comer y nos acordamos que nuestro vino no está en la heladera o lo acabamos de comprar y está bastante «calentito». Bueno, eso es un problema, porque tomar un vino caliente lo arruina sensorialmente. Pero como dice el dicho «lo único que no tiene solución es la muerte».
En general siempre nos acordamos de meter el vino blanco o el espumante en la heladera bastante tiempo antes, pero el problema puede suceder con los tintos que en general hay que bajarles unos «graditos» para que lleguen cerca de los 18 °C. Hay algunas soluciones rápidas, pero son todas de «emergencia» ya que lo ideal sería mantener al menos media hora nuestro vino en la heladera.
Vamos con algunas posibles soluciones:
#1 Frapera con agua con sal: Este truco funciona muy bien, y tiene una base química algo compleja, pero lo cierto es que funciona!. Agua, un puñado de sal gruesa, hielo y frapera.
#2 Cubitos de vino en el freezer: Cuantas veces te pasó que justo viajabas y te quedó media botella de un vino abierto. No lo tires, congélalo en una cubetera y te servirá para «diluir» con vino y no con agua. Puedes tener una de vino blanco y otra de vino tinto, que además podrás usar en tus recetas de cocina.
#3 Cubitos de plástico: hoy en día es muy fácil de conseguir cubitos de plásticos con agua adentro. La ventaja es obvia, se derrite el agua pero no diluye. Tener un par en el freezer salva cualquier bebida. Son menos elegantes pero sirven.
#4: Vino al freezer: los más puristas dirían que está mal, que se rompe la estructura del vino. Bueno eso es si se congela o pasa bastante rato en el freezer. Nosotros queremos bajarle un poco la temperatura nomas. Para ganar velocidad se puede envolver el vino en papel mojado.
Si se te ocurre alguna idea más, compártela en esta entrada. Salud!
Fran
Fran Gonzalez Antivilo 