A los vinos se los intenta clasificar de infinidad de formas, ya sea por su origen geográfico, por su variedad, por su guarda, por el color, etc, pero hay una forma menos común de clasificar un vino, y es por la filosofía del enólogo o propietario de la bodega. En los programas radiales (Mendoza Económico por radio Andina los sábados de 9 a 10 30 am) de las últimas semanas hemos estado charlando con ellos sobre este tipo de elaboraciones «diferentes» o con un por qué, porque aunque no sean la mayor proporción, son vinos que se elaboran en nuestras tierras.
Si hay vinos diferentes cabe preguntarse cuál sería un vino «normal». En esta nota no utilizo la palabra normal para indicar que algo está mal, sino simplemente, que sigue la norma o mejor dicho las normas de INV, que utilizan todo el espacio enológico legal para elaborar los vinos. ¿Como es esto? Bueno el INV tiene un lista de agroquímicos permitidos que se pueden utilizar en los viñedos, otros productos que se pueden utilizar en la elaboración como el ácido tartárico, etc. Un buen vino se obtiene a partir de una buena uva y de todos las prácticas permitidas que brinda el INV. Sin embargo, parte de los elaboradores van un paso más allá, evitando o minimizando de uso de ciertos recursos para llegar a un público que busca productos sanos o por lo menos sin agregados de ciertas sustancias. De eso se trata esta columna.
Vinos orgánicos: estos vinos si bien tienen un nicho particular del mercado, y muchas veces un precio diferencial también, son vinos elaborados así por un gusto filosófico del enólogo/propietario. Los vinos se pueden elaborar a partir de uva orgánica pero no seguir el mismo principio dentro de la bodega o seguir el principio orgánico en ambas etapas de producción. Los vinos orgánicos garantizan que no se han utilizado productos de «síntesis» (elaborados por el hombre), es decir que solo se pueden utilizar productos que existen en la naturaleza pero que además se trabaja muy fuertemente en los equilibrios naturales de los ecosistemas de manera de evitar la intervención humana sin perder calidad de la uva.
Vinos biodinámicos: Este tal vez sea un paso más allá del caso anterior. Si bien se sigue el principio de la producción orgánica también se le usan cuestiones energéticas. Es así que el productor tiene que seguir cierto calendario energético (ciclos lunares) para realizar las tareas, y por otro lado «biodinamizar» al viñedo con preparados de plantas curativas y cuarzo que son pulverizados durante el ciclo para fortalecer a las plantas y así evitar las enfermedades. Sin embargo, dentro de la bodega no se realiza un trabajo diferencial con respecto a un vino tradicional.
Vinos no intervenidos: Es una nueva corriente y tiene como fin de que el vino sea vino a partir de las uvas que le dieron origen y nada más. ¿Qué quiere decir esto? Que dentro de la bodega hay infinidad de productos legales que se le pueden agregar a los vinos para mejorar algunas características de las uvas deseadas por el enólogo. En este caso se busca lograr la mejor uva posible en el viñedo para que el vino sea «virgen», sin agregados de nada, simplemente sea el producto de la fermentación de la uva. Es decir no se le agrega ácido, no se corta con un vino de más color, la clarificación en natural por el frío del invierno, hasta incluso se elabora con las levaduras que vienen con la uva desde el campo. Es una forma de volver a las raíces pero con el conocimiento técnico actual. Esta corriente surgió como contestación a la gran cantidad de vinos «tuneados» que hay en el mercado y que de la uva original tienen poquito nomás.
Vinos veganos: si, leíste bien, hay vinos especiales para veganos, es decir aquellos que no prefieren la alimentación de ningún producto de origen animal. ¿Pero qué tienen que ver los animales con los vinos? Bueno resulta que al final de la elaboración los vinos se clarifican. En muchas ocasiones se usan proteínas animales como las del huevo, las escamas de pescado, o incluso, hace bastante tiempo atrás se usaban la sangre vacuna. Es por ello un vino vegano es que asegura que el producto clarificante es mineral o no ha sido clarificado.
Si no sabías que existían este tipo de vinos, ya los podes empezar a elegir, o lo menos preguntarte que vinos querés tomar. Esto es todo por esta semana, espero que disfrutes de la info y las novedades. Salud!
Fran
[Ingeniero agrónomo | Técnico Enólogo] – Mendoza, Argentina.