Fuente: Sitio Andino
En un año, el precio del vino aumentó entre 169% y 240%, dependiendo de si son blancos o tintos, genéricos o varietales. La mala cosecha y la escasez hicieron que el vino y la uva recuperaran todo lo que habían perdido en años anteriores y el precio superó varias veces a la inflación y la evolución del tipo de cambio. La contracara de esto es el consumo, que en el acumulado de todo el 2016 dejó una caída anualizada del 7,2% en la comercialización total, con bajas del 8,3% en los despachos al consumo interno y del 5,3% en las exportaciones.
Los precios se recuperaron, es una buena noticia, pero el consumidor no está convalidando estos precios y el vino está perdiendo mercado y consumidores. Esas son las dos caras de la moneda que marca las condiciones en la previa de lo que será la Vendimia 2017 con la liberación de los nuevos vinos en junio próximo.
Salto exponencial
Luego de varios años de estancamiento y de ser la «variable de ajuste» para sostener la estructura de costos, el precio del vino se multiplicó varias veces durante el último año. Una cosecha históricamente mala como la de 2016 hicieron el trabajo. Según datos oficiales del Ministerio de Economía de Mendoza, publicados por la DEIE, entre enero de 2016 e igual mes de 2017 el precio promedio de las operaciones de venta de los vinos de traslado sin IVA subieron 237,8% en el caso de los tintos genéricos, 240% para los tintos varietales y hasta un 169% para el promedio de los blancos, desde el escurrido hasta genéricos y algunos varietales «sin certificar».
Por sólo nombrar un caso, el promedio por litro de los tintos varietales pasó de $4,25 a $14,47 el litro, según datos oficiales. Un litro de Malbec pasó de $5,20 en enero de 2016 a $16,90 en igual mes de 2017.
No hay inflación, ajuste del tipo de cambio ni tasa de interés que se compare con esta recuperación histórica en el precio del vino.
La frazada corta
Pero el consumidor de vinos, en Argentina ni el mundo, no pudo convalidar este aumento de precios, que ha sido imposible de absorber por las bodegas, que en su mayoría terminaron por trasladarlo a precios. La consecuencia es la caída en las ventas, el menor consumo y la pérdida de mercados a nivel doméstico y en las exportaciones.
Con datos oficiales del INV para el cierre de 2016, en el último año calendario, la comercialización total de vinos cayó 7,2%. Solo los despachos al mercado interno se desplomaron un 8,3%, mientras que las exportaciones bajaron un 5,3%.