Toda industria tiene su yin-yan, y la del vino no es la excepción. La parte clara se la puede asociar a las sensaciones, al glamour y toda la historia de la bebida. Pero de la parte oscura, que sigue siendo un dolor de cabeza tanto para consumidores como para bodegas, poco se habla. Robo, falsificaciones, adulteraciones, fraude, es parte del paisaje también. De eso se trata la columna de hoy.
Las que hicieron
Seguramente sabrás que el vino se comenzó a envasar en origen a partir de una ley muy discutida, allá por el año 84 del siglo pasado. Antes de esta, el vino se fraccionaba en los grandes centros de consumición, es decir, Rosario, Córdoba y Buenos Aires. Un manifiesto enorme de eso son los galpones de fraccionamiento que tenía la bodega Giol en Capital Federal (calle Godoy Cruz de Palermo, hoy centro científico tecnológico).
La ley fue discutida porque para las bodegas trasladar vino a granel era muchísimo más barato que enviarlo envasado, sin embargo otros sectores de la cadena se quejaban que el valor agregado, y la comercialización de insumos se quedara en otras provincias siendo que las productoras hacían gran parte del esfuerzo.
Previo a la ley, el traslado a granel daba lugar a que en el transporte el vino hiciera una parada «técnica» y les cayeran unos «chorritos» de agua. Y si no era durante el viaje era antes del embotellado en el destino. De hecho de la detección de esta y otras adulteraciones por parte de las bodegas y comerciantes es que en 1959 se crea el INV para regular la situación.
En el 91 se deroga la ley de envasado en origen pero como las bodegas ya habían desmontado sus plantas de fraccionado en destino y montado las nuevas en origen, el volumen envasado en origen es cerca de la totalidad aunque no exista ley que lo prohíba, de hecho actualmente se puede envasar en destino pero solo hay que obtener una autorización del INV.
Por principio del siglo pasado y hastala aparición del tetrabrik, los vinos de más baja gama se vendían a los pulpero o almaceneros en damajuanas de 5, 10 o 20 litros. Y el comerciante lo vendía «suelto». Usted llevaba su jarrito, o pinguinito, y se iba con la cantidad de vino que quería. Obviamente muchos comerciantes aprovechaban para estirar un poquito el vino. Dejaré el tema de pulperías para otra columna, pero solo le transcribo un versito de una copla que se solía escuchar por ahí «Y cuando no es vino aguao, Es yerba con mescolanza«. Otra versión del dedo en la balanza.
Tal vez por esos años la calidad del vino no era importante para la decisión de compra. Pero con el correr de los años fue decayendo la venda de vino «suelto», y por más baja calidad del vino se vende en botellas de 3/4 o en tetrabrik.
Un caso de adulteración tristemente recordado fue el ocurrido en los 90 por la bodega Nietos en el departamento de Caucete de la vecina provincia. Es el famoso caso Torraga donde por usos y costumbres estiraban un «poquito» el vino con agua. Pero esta dilución también bajaba el tenor alcohólico lo que conllevaba que no tuviese el tenor alcohólico necesaria luego de la dilución. Es por ello que le agregaron alcohol de quemar (metílico). Una intoxicación leve con este producto produce ceguera y daños neurológicos irreversibles, pero una más grave produce la muerte. ¿Por qué usaron metílico y no etílico que es inocuo? ¿Si usaron etílico venía contaminado con etílico? Vaya uno a saber, pero lo cierto es que murieron 29 personas y cientos quedaron con otros daños permanentes.
Las que les hacen
Pero también hay muchos casos en que las bodegas y comerciantes son las víctimas. La estrategia de los engañadores puede ser vender el producto original sin pagarlo o directamente vender un producto diferente al que dice la etiqueta.
No sale en los medios tan seguido pero si ocurre que secuestren y roben a camiones cargados de vinos. Especialmente de aquellos que tienen muy alta rotación en las góndolas, ya que son rápidamente insertados al mercado. Pero no solo piratas del asfalto hacen estos robos masivos sino que se han detectado importadora/exportadoras truchas que no tienen como fin pagar lo que «compran».
Pero si piensa que esto es una cuestión criolla se equivoca y es una situación que se da a nivel mundial. España y Francia son los más pirateados cuyo destino es obviamente Reino Unido (uno de los mercados que más paga y que más consume). Ha, y si piensa que se queda solo en el vino, también se equivoca. Todo producto gourmet con alto valor también sufre este tipo de robos. Quesos, aceite de oliva son solo algunos ejemplos.
Si lo piensa bien, en general uno reconoce a un determinado vino, no por el producto en si mismo, sino que la acreditación de este producto es a través de un pedazo de papel llamado etiqueta. Si se falsifican billetes con alto grado de seguridad, imagine que otros papeles también quedan en la mira de los estafadores. El engaño es muy simple, se embotella un vino barato y se lo etiqueta con una marca de alto valor o alta rotación en góndola.
Algunas medidas que han ido tomando las bodegas que han sido más golpeadas por este robo tienen que ver con usar corchos muy particulares (colores llamativos por ejemplo) o impresos (con la marca o con la añada como es el caso de los europeos). También se utilizan botellas especiales (lo cual es muy común en en otras bebidas alcohólicas) o con algún bajo relieve distintivo (como la botella de cerveza de Stella Artois). Ya se está hablando con etiquetas con código QR u hologramas que el consumidor pueda chequear antes de comprar a través del celular o lectores especiales. Pero en sí este mecanismo no evita la falsificación sino que solamente evita el defraude al consumidor.
Un caso muy famoso y reciente de falsificación se dio en EEUU con vinos europeos. El protagonista fue el indonesio Rudy Kurniawan, quien vendía vinos de cosechas antiguas que eran falsos. La operación consistía en obtener botellas antiguas, les agregaba un blend de vinos baratos y completaba la operación pegando etiquetas falsas casi perfectamente manufacturadas. Todo esto en la cocina de su casa. Fue un negocio próspero por un par de años pero ciertos errores delataron su operatoria. Empezaron a aparecer más botellas de las que realmente había de determinada añada y bodega y por lado aparecieron añadas que no existían para determinada bodega. Así cayó preso y adeudado ya tiene que pagar a los damnificados 30 millones de dólares.
Parece que el mercado Chino está teniendo graves problemas con el fraude. Para seguir leyendo, una nota más.
Espero que haya sido de tu interés. Salud!