En cuanto a la vid, hay zonas más desarrolladas que otras en el continente sudamericano, sin embargo, la historia es común. La vid llega al continente de la mano de la religión (ver entrada anterior), y luego se termina de afianzar por las grandes inmigraciones europeas del siglo pasado que trajeron consigo costumbres y tecnologías para mejorar el cultivo de la uva y la producción de vino. En esta nota encontrará una breve descripción de la principal zona productora de Brasil. Yo estuve ahí: Bento Gonçalves.
Tal vez lo asombre un poco, pero Brasil no es un productor menor. Según la OIV tiene en producción más de 80 mil hectáreas, de las cuales la mayoría están destinadas al vino y solo una fracción menor a la uva de mesa. Actualmente la producción de vinos alcanza 1,6 millones de hectolitros, que en su mayoría se destinan al mercado local.
Esta producción está localizada en el sur del país, en un estado llamado Río Grande del Sur (Rio grande do sul), limítrofe de Uruguay y Argentina. Acá se produce más del 70 % de la uva de este país. El clima es subtropical con temperaturas entre 15 °C y 25 °C, suelos arcillosos y ácidos, y una lluvia bastante homogénea durante todo el año alcanzando los 1700 mm (!!).
En Brasil se producen vinos de mesa (de vides americanas) que generalmente son dulces (suave según la etiqueta) y vinos finos tanto tranquilos como espumantes (de vides europeas) principalmente de Cabernet Sauvignon, Merlot, Moscatel y Chardonnay.
Pero la «capital Brasileña del vino» se llama Bento Gonçalves. Una pequeña ciudad de inmigrantes alemanes e italianos que goza de un alto índice de Desarrollo Humano.
Las vides, la mayoría en parral o parronal, conviven con especies de árboles, bananeros, musgos, y demás vegetales que prodigan gracias a las precipitaciones de la región. Como verá, el color predominante es el verde, muy por el contrario de las otras zonas vitivinícolas del continente donde las precipitaciones son escasas y abundan las piedras.
En la zona también producen grappa y destilado del fermento de caña de azúcar, es decir, la famosa Cachaza.
Brasil es un país con un viento a favor: es un mercado enorme y no ha tocado su techo en cuanto a potencial de producción y consumo interno. Así que no se asombre si en los próximos años lo escucha con más frecuencia como país vitivinícola. Una contra: todavía es caro comprar vino.
Salud! Yo estuve ahí: Bento Gonçalves.
* fotos propias