Columna de opinión para Seisentidos club, FM Andina 90.1 Mendoza y Exquisitos Paladares.
Por: Fran Gonzalez Antivilo (Ing. Agrónomo vitícola – Tec. enólogo
Hoy vamos a tratar un tema muy actual: las competencias y puntuaciones por las que pasan los vinos. Recientemente se publicó la lista de puntuaciones de vinos argentinos por parte de un famoso crítico. La muy buena noticia es que evidentemente debido a las nuevas instalaciones y las tecnologías aplicadas, nuestros vinos cada vez son mejor considerados por los evaluadores. En resumen, estamos logrando niveles inauditos de calidad para nuestra centenaria vitivinicultura.
Entonces la pregunta que me surge es: ¿Si por la alfombra roja de los Grammy o los Oscar desfilan los representantes con más ventas en la industria, en las premiaciones de vinos ocurre lo mismo? Y con respecto a los críticos y sus puntajes ¿Puedo confiar mi elección cotidiana de los placeres a un paladar ajeno?
Los vinos pueden participar en dos competencias diferentes: por puntos o por medallas, pero en definitiva sirven para dar status al vino, o mejor dicho a la bodega. Entonces vamos a charlar un poco de estos temas en la columna de hoy.
Hay centenares de concursos de vinos por año en todo el mundo, en los cuales las bodegas tienen que mandar las muestras de sus vinos y pagar una inscripción, que no suele ser barata. Allí los vinos son evaluados por expertos que asignan un puntaje, que determina si el vino recibe una medalla de oro, plata o bronce. Es decir, no es como un mundial de fútbol con eliminación hasta que hay un ganador, sino que en el concurso pueden haber muchas medallas. Esto generalmente está limitado por las reglas del mismo concurso, por ejemplo que no pueda haber más del 30 % con premio.
Otra cosa que es importante contar es que de la variedad de concursos que existen: están los “famosos” como los organizados en Francia o por la revista Decanter por ejemplo, y los que no tienen alfombra roja, y son de nivel local. Pero además hay concursos de distintos tipos de vinos, por ejemplo hay concursos para vinos de mesa, el famoso tetra, o concursos para vinos de enólogos jóvenes, o concursos para vinos jóvenes. Hay una gama variopinta de estos eventos.
La otra fuente de prestigio para los vinos son los críticos formadores de opinión. Hoy uno de los que más vinos toma y evalúa es un abogado de EEUU llamado Parker, entusiasta del vino que arrancó con una revista de opinión y fue ganando seguidores primero en su país, y luego alrededor de todo el mundo. Tanto creció que tuvo que formar a un equipo de evaluadores que se reparten por zonas del mundo, por ejemplo, hay un representante para Italia, otro para Sudamérica, etc. Es tan fuerte la opinión de esta persona que miles de vino pasan por su paladar y de su mano sale un numerito, que terminará definiendo las ventas (estos son los famosos puntos Parker). Pero hecha la ley, hecha la trampa, y hay algunos productores que “parkerizan” los vinos que van a mandar a testear, es decir, los elaboran al gusto del famoso crítico y colaboradores. Pero además sucede algo muy curioso con estos puntos: alguna de las bodegas que envían sus mejores vinos y sacan los más altos puntajes, son las mismas que venden vinos dejan mucho que desear a los consumidores de pie. Es decir, hacen un par de botellas de vinos top, para dar renombre a la bodega pero el grueso del vino que venden están muy muy lejos de subirse al podio.
Lamentablemente no hay ningún concurso donde el consumidor promedio evalúe los vinos y le diga a otros consumidores que fue lo que más le gustó y por qué. Por ahora hay bocas y narices ajenas que nos dicen cual es la mejor bodega. Y que querés, es lo que hay.
¿Como cerramos la columna de hoy? Como siempre pregono: haga el bien sin mirar a quien y pruebe vinos sin mirar de quien es el puntaje. Puede ser que a usted le encante un vino que no ha pasado por la alfombra roja de los vinos famosos. Sobre gustos no hay nada escrito.
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