Las reservas de la vid. Un banco de energía para brotar en primavera.

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La vid, como muchas otras especies perennes, acumula reservas al terminar la estación de crecimiento. Pero, ¿cuales son estas reservas? ¿Qué función cumplen? ¿Y, como es su evolución? Esta es la columna de la semana.


La planta de vid mediante la captación de los estímulos ambientales: largo del día y disminución de la temperatura, detecta la llegada del fin de la estación de crecimiento y el comienzo del receso invernal. A simple vista notamos ciertos cambios como la coloración de los sarmientos (del verde al marrón), su consistencia (de tierno a leñoso), el cese del crecimiento y la caída de las hojas. Los ingenieros le llamamos agostamiento a este proceso, y es un término que proviene de que ocurre en agosto en el hemisferio norte.

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Luego de la estación de dormición la planta reinicia su crecimiento (brotación), a expensas de sus reservas. Por otro lado la resistencia a las condiciones invernales esta dada, en parte, por las mismas.

Básicamente la planta acumula en sus estructuras permanentes (troncos y raíces) reservas de hidratos de carbono (almidón), nitrógeno (arginina) y fosforo (P), compuestos que aportan la energía y que son básicos para la formación de nuevos tejidos.

Pero este proceso de acumulación es dinámico dentro del vegetal con múltiples cambios químicos de los compuestos intervinientes.

Hacia el final de la estación de crecimiento, los órganos permanentes se convierten en el sumidero principal de la viña (Candolfi-Vasconcelos, 1994).La acumulación de hidratos de carbono es bajo la forma de almidón durante el agostamiento pero luego, acompañando el descenso de las temperaturas, este compuesto polisacárido se desdobla en azucares mas simples como glucosa, fructosa, estaquiosa, rafinosa, que son importantes responsables de dar la capacidad de resistir al frio a los órganos (Hamman and Stushnoff, 1994).

Por estímulo del frío aumenta la relación azucares solubles/almidón, mientras que los eventos de calor disminuyen esta relación (Currle, 1983; Fennell, 2004; Guy, 1990).

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En el gráfico publicado por Ruiz (1999) se observa la disminución del contenido de almidón desde el mes de mayo a septiembre, siguiendo el mismo patrón en 5 localidades distintas. A partir de septiembre se produce un brusco descenso debido al requerimiento energético necesario para dar lugar a la brotación. La mayor acumulación de almidón sucede en las raíces (Winkler and Williams, 1945).

Esta breve columna técnica fue elaboración en conjunto por Ing. Agr. Facundo Bonamaizon e Ing. Agr. Francisco Gonzalez Antivilo

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